Pruebas de la existencia de Dios: Vía de la Causa Primera


«La prueba principal de la existencia de Dios yace en el hecho de que nada sucede a no ser que algo lo cause. Los bizcochos no desaparecen del envase a no ser que los dedos de alguien se los lleven. Un nogal no brota del suelo si antes no cayó allí una nuez. Los filósofos enuncian este principio diciendo que "cada efecto debe tener una causa".

Así, si nos remontamos a los orígenes de la evolución del universo físico (un millón de años, un billón, o lo que los científicos quieran), llegaremos al fin a un punto en el que nos tendremos que preguntar: "Estupendo, ¿pero quién lo puso en marcha Alguien tuvo que echar a andar las cosas o no habría universo. De la nada, nada viene." Los bebés vienen de sus papás, y las flores de semillas, pero tiene que haber un punto de partida. Ha de haber alguien no hecho por otro, ha de haber alguien que haya existido siempre, alguien que no tuvo comienzo. Ha de haber alguien con poder en inteligencia sin límites, cuya propia naturaleza sea existir.

Ese alguien existe, y ese Alguien es exactamente Aquel a quien llamamos Dios. Dios es el que existe por naturaleza propia. La única descripción exacta que podemos dar de Dios es decir que Dios es "el que es". Por eso, la respuesta al niño preguntón es sencillamente: "Nadie hizo a Dios. Dios ha existido siempre y siempre existirá".»

LEO J. TRESE: La fe explicada, Patmos, 2015 (28 edición), pp. 32 y 33.

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